La desigual distribución de las tareas de cuidado no remuneradas constituye una de las principales fuentes de inequidad entre varones y mujeres en nuestro país, impactando directamente sobre las inserciones en el mercado de trabajo, así como en el acceso a las prestaciones contributivas de la seguridad social. Si bien en el último tiempo la tasa de actividad de las mujeres ha aumentado considerablemente, aún es significativamente menor a la de los varones. A su vez, las mujeres presentan mayores niveles de informalidad laboral y mayores niveles de desocupación que los varones. En este sentido, en las últimas décadas se han implementado una serie de políticas destinadas a facilitar el acceso de las mujeres, tanto a las prestaciones previsionales como de asignaciones familiares.
Se destacan en particular tres políticas implementadas a partir del 2003, que permitieron la incorporación de una porción muy importante de población con trayectorias laborales discontinuas. En primer lugar, las “moratorias previsionales”, implementadas partir de 2005, constituyeron un mecanismo para que los y las trabajadoras que hubieran alcanzado la edad mínima exigida, pero no el tiempo de cotizaciones necesario (30 años), pudieran acceder a una jubilación mediante la cancelación en cuotas de su deuda previsional. No obstante esta política no fue diseñada explícitamente desde una perspectiva de género, tuvo importantes efectos en la ampliación de la cobertura previsional de las mujeres. En segundo lugar, se destacan la ampliación del sistema de asignaciones familiares en 2009 a partir de la creación de un subsistema no contributivo a través de la Asignación Universal por Hijo para Protección Social y la Asignación por Embarazo para Protección Social, destinado a los y las trabajadoras desocupadas, informales y al personal de casas particulares. La AUH, si bien se trata de una política de protección a la niñez y no destinada de forma directa a las mujeres, es una política con impacto de género al establecerse en 2013 la prioridad de otorgamiento de la titularidad de las asignaciones familiares a las mujeres madres, independientemente de cuál sea el integrante del grupo familiar que generara el derecho al cobro de la prestación.
Por último, en el año 2021 se implementó el programa de Reconocimiento de Aportes por Tareas de Cuidado que permite a las mujeres y personas gestantes computar, a efectos previsionales, parte del tiempo dedicado a la crianza y cuidado de sus hijos.